Los escenarios de cambio climático poco halagüeños, que plantean un futuro sombrío, con potenciales impactos negativos que, previsiblemente, dificultarán nuestra adaptación, generan en muchas personas un estrés que las bloquea mentalmente y desborda ante catástrofe climática y medioambiental azuzada por los medios de comunicación. Ese estado mental –mezcla de agobio e impotencia– se ha dado en llamar ecoansiedad. La Asociación de Psicología de EEUU la define como un temor crónico a un cataclismo ambiental”, y una de sus consecuencias es la inacción de las personas ante el reto climático que tenemos que afrontar.