"Era increíblemente rojo", informa Minoru Yoneto, quien envía esta foto desde Queenstown, Nueva Zelanda.
"Estaba realizando una gira de observación de estrellas, mostrando a mis clientes la Vía Láctea y las Nubes de Magallanes, cuando apareció la aurora austral", dice Yoneto. "Una exposición rápida de 15 segundos con mi cámara digital capturó los magníficos colores".
Las auroras verdes ordinarias provienen de átomos de oxígeno excitados por la actividad geomagnética a unos 150 km sobre la superficie de la Tierra.
Las auroras rojas también son causadas por el oxígeno, pero a una altitud mucho más alta: entre 150 km y 500 km, la temperatura y la densidad de la atmósfera favorecen las transiciones atómicas que emiten fotones rojos en lugar de verdes. Por alguna razón, la tormenta geomagnética excitó los alcances superiores de la atmósfera más de lo habitual, produciendo un resplandor rojo sobre ambos hemisferios.
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