La tormenta de intensidad récord se describe en un artículo publicado en la próxima edición de julio de 2025 de la revista Earth and Planetary Science Letters, con revisión por pares. Ocurrió en el año 12.350 a. C. y se clasifica como un «Evento Miyake», según informa Spaceweather.com
Los árboles los "recuerdan" en sus anillos, que almacenan el carbono-14 creado por tormentas gigantescas. Se han descubierto y confirmado al menos seis Eventos Miyake desde que Fusa Miyake descubrió el primero en 2012. La lista hasta la fecha incluye los años 664-663 a. C., 774 d. C., 993 d. C., 5259 a. C., 7176 a. C. y 12 350 a. C.
El Evento Miyake del 12.350 a. C. es especialmente intrigante. Aparece como un pico de carbono-14 en los pinos silvestres a orillas del río Drouzet, en Francia, con un pico equivalente de berilio-10 en los núcleos de hielo de Groenlandia. El evento fue global y, a juzgar por el tamaño de los picos, de gran magnitud.
Al principio, nadie podía decir qué tan grande era la tormenta porque ocurrió durante la Edad de Hielo.
El almacenamiento de carbono-14 es complejo. Cuando una tormenta solar crea carbono-14 en la atmósfera superior, el radioisótopo no aparece inmediatamente en la pulpa leñosa de los árboles. Llegar allí implica meses o años de circulación atmosférica influenciada por el clima y la geografía, e incluso entonces, el carbono-14 debe llegar durante la temporada de crecimiento del árbol; de lo contrario, no será absorbido. Los árboles de gran altitud son los preferidos porque son los primeros en encontrar el carbono-14, mientras que cada especie tiene su propia sensibilidad.
Todos estos factores son más difíciles de dilucidar en la Edad de Hielo. La mayoría de los Eventos de Miyake conocidos ocurrieron después de la Edad de Hielo, durante el Holoceno, un período de clima relativamente estable y cálido que comenzó hace unos 12.000 años. Los climatólogos cuentan con modelos de circulación atmosférica para el Holoceno, por lo que interpretar los Eventos de Miyake del 7176 a. C., el 5259 a. C., el 664-663 a. C., el 993 d. C. y el 774 d. C. fue relativamente sencillo. No así el evento del 12.350 a. C.
Para resolver este problema, Kseniia Golubenko e Ilya Usoskin, de la Universidad de Oulu (Finlandia), desarrollaron un modelo químico-climático (SOCOL:14C-Ex) específico para las tormentas solares de la Edad de Hielo. Este modelo considera los límites de las capas de hielo, el nivel del mar y los campos geomagnéticos existentes durante el período glacial tardío del Pleistoceno. Con este modelo, pudieron interpretar los datos de anillos de los árboles del año 12 350 a. C.
Según su artículo, el evento Miyake de 12.350 a. C. es el mayor hasta la fecha.
Produjo una "granizada" de partículas solares 500 veces mayor que la tormenta de partículas solares más intensa registrada por satélites modernos en 2005. Durante el evento de 2005, un pasajero de avión que sobrevolara los polos podría haber recibido la radiación cósmica equivalente a un año a nivel del mar en tan solo una hora. Durante el evento de 12.350 a. C., la misma dosis se habría recibido en tan solo ocho segundos.
Esto parecería establecer un nuevo estándar para los peores escenarios en la meteorología espacial. Sin embargo, la verdadera noticia es más profunda: SOCOL:14C-Ex ha abierto la puerta a la Edad de Hielo. Los anillos de árboles más antiguos ahora pueden interpretarse con seguridad, lo que podría revelar tormentas aún peores.
Si se diera este tipo de evento en la actualidad, las consecuencias podrían ser muy graves:
- Interrupciones eléctricas generalizadas: las corrientes inducidas geomagnéticamente podrían perturbar las redes eléctricas y provocar cortes de electricidad en grandes regiones. El alcance de estos cortes dependería de la resistencia de la red y de la gravedad de la tormenta.
- Vulnerabilidad de los satélites: las partículas de alta energía de un fenómeno de este tipo podrían dañar o destruir los satélites, afectando al GPS, las comunicaciones y la predicción meteorológica. Aunque los satélites modernos tienen cierto nivel de protección, la intensidad de un evento Miyake podría superar estas defensas.
- Daños en la electrónica: la afluencia de partículas de alta energía podría causar daños en los dispositivos electrónicos, especialmente en los que no están blindados o son obsoletos. Esto podría provocar la corrupción de datos o fallos de hardware en sistemas críticos.
- Interrupción de la aviación: los vuelos, especialmente los que cubren rutas polares, podrían sufrir importantes perturbaciones debido al aumento de los niveles de radiación. Las autoridades aeronáuticas tendrían que tomar medidas de precaución para proteger a los pasajeros y a la tripulación.
- Desafíos para las infraestructuras: las infraestructuras críticas que dependen de controles electrónicos y tiempos precisos podrían estar en peligro. Esto incluye sistemas como centrales nucleares, instalaciones de tratamiento de aguas y redes de transporte. Aunque estos sistemas están diseñados con salvaguardias, un evento Miyake podría llevarlos al límite.
- Impacto económico: las repercusiones económicas de un evento de este tipo podrían ser profundas, con un coste potencial de miles de millones o incluso billones de dólares, dependiendo del alcance de los daños y de la velocidad de recuperación.
Kseniia Golubenko et al. New SOCOL:14C-Ex model reveals that the Late-Glacial radiocarbon spike in 12350 BC was caused by the record-strong extreme solar storm. Earth and Planetary Science Letters. https://doi.org/10.1016/j.epsl.2025.119383
Edouard Bard et al. A radiocarbon spike at 14 300 cal yr BP in subfossil trees provides the impulse response function of the global carbon cycle during the Late Glacial. The Royal Society. https://doi.org/10.1098/rsta.2022.0206