Cuando salimos al campo o a la montaña, además de saber el pronóstico meteorológico que vamos a tener para evitar sorpresas desagradables, también es muy importante saber orientarnos para poder disfrutar al máximo del día al aire libre.
Ahora nos estamos acostumbrando a los aparatos electrónicos cada vez más sofisticados, como el GPS, olvidando los mapas y la brújula o incluso los propios elementos que nos da la naturaleza.
Si a todo esto añadimos que cada vez somos más urbanos y en la ciudad el trazado generalmente cuadrado de las calles y manzanas nos limita mucho nuestro instinto de orientación, parece que nos encontramos en un plano, es decir, que nos movemos en solo dos dimensiones.
Según la RAE, orientar es “fijar la posición o dirección de algo respecto de un lugar, especialmente un punto cardinal”.
Por tanto podemos considerar la orientación como “el conjunto de técnicas necesarias para que nos podamos mover en un espacio tridimensional a partir de puntos de referencia específicos, utilizando, bien elementos artificiales o bien elementos naturales”.
Son estos los que voy a desarrollar en este artículo, haciendo a su vez una subdivisión para poder explicarlos con más detalle, los que considero meteorológicos (escarcha, rocío, arco iris y otros elementos naturales) y los astronómicos (los relacionados con el Sol y las estrellas), aunque algunos estén conectados, como la solana y la umbría.
En invierno y en los momentos muy fríos de la primavera y del otoño, cuando de madrugada se forma el rocío y/o la escarcha, podemos fijarnos en el suelo. En concreto, en la sombra que están proyectando los árboles o las zonas elevadas, dificultando la llegada de los rayos solares, por lo que en esas áreas se mantiene una pequeña zona con alguno de esos hidrometeoros.
“Sol de enero, siempre anda detrás del otero” nos dice el refrán. Si tenemos en cuenta que esa época del año el astro rey es cuando menos se eleva sobre el horizonte y se mueve entre el sudeste y el sudoeste, está claro que estas “sobras” nos estarán indicando el norte.
En el caso del arco iris nos orienta en cualquier época del año. El Sol tiene que estar a la espalda del observador que está viendo este fotometeoro, por tanto, por la mañana veremos el arco iris hacia el noroeste durante el invierno moviéndose hacia el suroeste según nos acercamos al verano.
Por el contrario, al atardecer, lo podremos ver hacia el nordeste en invierno y hacia el sudeste en verano. Además, también nos puede indicar, groso modo, el momento del día en el que estamos, si el arco iris es muy grande nos encontraremos en el amanecer o en el atardecer, pero si por el contrario está poco elevado sobre el horizonte, estaremos en las horas centrales del día.
Existen otros indicios, no tan liados con la Meteorología, que pueden ser utilizados perfectamente para orientarnos, aunque los podemos considerar menos fiables que los anteriores, por lo que sería conveniente que los contrastáramos unos con otros. Nos pueden ser de mucha ayuda los siguientes:
También nos podemos orientar con el sol y las estrellas, es la orientación astronómica, esto lo veremos la semana que viene. Hasta entonces, espero haberos ayudado a encontrar el norte.