Esta semana en muchas ciudades hemos visto al amanecer los coches y los parques con un manto blanco, se trata de las primeras escarchas importantes en la zona llana del interior peninsular. Un meteoro típico de las fechas que corren.
Si usamos la definición que da la Organización Meteorológica Mundial (OMM), un meteoro es “un fenómeno observado en la atmósfera o en la superficie terrestre. Puede consistir en una suspensión, precipitación o depósito de partículas líquidas (acuosas o no) o sólidas; o fenómenos de naturaleza óptica o eléctrica”. Se les clasifica en cinco grupos teniendo en cuenta la naturaleza de sus partículas constitutivas o los procesos físicos que intervienen en su formación:
El grupo de los hidrometeoros es el que más elementos tiene. Para simplificar aún más su clasificación los dividimos en:
Y ya refiriéndome a la escarcha, se trata en este caso del depósito de cristales de hielo sobre las superficies. Físicamente este meteoro se produce cuando un objeto en la superficie terrestre se enfría por debajo de la temperatura de condensación de la capa de aire cercana a él, que por tanto no puede contener tanto vapor de agua y se produce la deposición o sublimación inversa de este gas sobre dicho objeto.
Para su formación son necesarias tres condiciones, temperatura cercana o inferior a los 0 ºC; humedad relativa superior al 60% para que haya suficiente vapor de agua en la atmósfera y poco viento. A las que añadiría poca nubosidad o si la hubiere que no fuesen nubes bajas. Este refrán nos lo resume a la perfección: “Noche clara y sosegada, habrá escarcha o rociada”.
Con estas condiciones veremos este hidrometeoro principalmente durante el invierno y momentos fríos de otoño y primavera, nunca en verano. Y se observa principalmente al amanecer, después de noches despejadas, siendo más frecuente en los lugares bajos y llanos que en las zonas montañosas.
Como hemos visto en el artículo de “Según el saber popular, ¿qué tiempo hará en noviembre?”, debería existir una alternancia de tiempo estable con otro inestable y, como las condiciones idóneas para la formación de este hidrometeoro son claramente anticiclónicas, lo podemos utilizar como un aviso de posibles cambios de tiempo. Esto lo tenemos recogido en el saber popular con los siguientes refranes: “Blanca helada, mensajera es del agua” y “A las tres escarchas la lluvia no falta".