Sabemos bien que entre los próximos objetivos de la NASA está el regreso de sus astronautas a la Luna después de 1972. El programa Artemis nació precisamente con el objetivo de traer a la primera mujer y al próximo hombre a nuestro satélite en 2026.
Este programa de exploración espacial tripulada es el primer paso hacia un objetivo aún más importante: establecer una presencia humana autosostenible a largo plazo en la Luna.
Obviamente, para garantizar que los astronautas puedan sobrevivir en nuestro satélite de manera completamente autosuficiente, es necesario alcanzar algunos objetivos preliminares. Entre ellos, probablemente el más importante es poder obtener oxígeno.
A taste of whats to come.
— NASA (@NASA) February 10, 2025
This animation reveals in vivid detail how the Artemis II mission will launch from @NASAKennedy, fly around the Moon, and splash back down on Earth all with four astronauts aboard. Watch the full version here: https://t.co/QpBvVYgxsZ pic.twitter.com/YexT3gqn3L
Precisamente este importante objetivo ha sido alcanzado recientemente por los investigadores de la agencia espacial estadounidense, la NASA. De hecho, los científicos han podido extraer oxígeno a escala comercial del suelo lunar simulado en las instalaciones de Swamp Works en el Centro Espacial Kennedy en Florida.
Para extraer oxígeno del suelo lunar (aunque de forma simulada), los investigadores realizaron un proceso llamado electrólisis de regolito fundido. En la práctica, se utilizó un reactor de extracción de recursos propiedad de una empresa espacial, Lunar Resources Inc. (LUNAR), junto con la cámara de vacío de la NASA.
El regolito es el conjunto de piedras, polvo, sedimentos y fragmentos de material que forman la capa más externa de la superficie de los cuerpos celestes rocosos, incluida la Luna.
Durante el experimento, la cámara de vacío replicó la presión de vacío de la superficie lunar, mientras el reactor calentó unos 25 kg de regolito simulado a 1700 °C, hasta que se derritió. Luego se pasó una corriente eléctrica a través del regolito fundido hasta que el oxígeno gaseoso se separó de los metales del suelo. A continuación se midió el oxígeno molecular extraído y se recogió para estudiarlo más a fondo.
Este oxígeno no sólo podría utilizarse para proporcionar aire respirable a los astronautas, sino también como propulsor para módulos de aterrizaje lunares y para construir la infraestructura esencial para que los humanos permanezcan en nuestro satélite.
Esto reduciría significativamente los costos de la exploración del espacio profundo al reducir el número de misiones de reabastecimiento desde la Tierra.Evan Bell, gerente de estructuras mecánicas y mecatrónica del Centro Espacial Kennedy, afirmó lo siguiente.
Obviamente, una vez perfeccionado este proceso en la Tierra, pasaremos a las pruebas in situ, es decir, en la Luna, por lo que el reactor y sus subsistemas serán enviados en futuras misiones lunares para verificar su comportamiento ya no en una ubicación simulada sino realmente en nuestro satélite.