La búsqueda de agua subterránea ha sido un desafío constante para la humanidad a lo largo de la historia. Desde tiempos remotos, se han desarrollado diversos métodos para detectar la presencia de este vital recurso bajo la tierra. Uno de los métodos más populares, aunque controvertido, es la radiestesia, también conocida como el arte de buscar agua con varillas de zahorí.
La radiestesia es una práctica que se basa en la idea de que ciertas personas, conocidas como radiestesistas o zahorís, poseen una sensibilidad especial que les permite detectar radiaciones o energías emanadas por objetos, sustancias o fenómenos, como el agua subterránea. Los zahorís suelen utilizar herramientas como varillas de alambre, péndulos o varas en forma de 'Y' para llevar a cabo sus búsquedas.
El método más común de radiestesia para encontrar agua subterránea implica el uso de dos varillas de alambre, generalmente en forma de L o de Z. El zahorí sostiene las varillas en cada mano, con los extremos libres apuntando hacia adelante.
Al caminar sobre el terreno, las varillas supuestamente se cruzarán o se moverán hacia abajo cuando el radiestesista pase sobre un lugar donde hay agua subterránea.
Las investigaciones sobre la eficacia del método zahorí para encontrar agua subterránea han concluido en su mayoría que la probabilidad de éxito es similar a la búsqueda aleatoria.
Se cree que el movimiento del palo o del péndulo se debe a movimientos subconscientes involuntarios, conocidos como "efecto ideomotor", el cual también se relaciona con otros fenómenos paranormales como el movimiento de las tablas ouija.
Aunque el método zahorí ha sido utilizado durante mucho tiempo en España, especialmente en zonas secas, los expertos sugieren que los zahorís no necesariamente recurren a técnicas paranormales. En su lugar, basan su búsqueda en la observación de la naturaleza y la geología local, estudiando la ubicación de pozos conocidos, los materiales del suelo y la presencia de fracturas en la roca.
Los experimentos científicos han demostrado consistentemente la falta de habilidad de los zahorís para detectar agua de manera fiable.