La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) tiene claras recomendaciones sobre qué pescados debemos evitar debido a sus niveles de contaminantes como el mercurio y otros metales pesados, que pueden ser perjudiciales para su salud.
El mercurio se almacena principalmente en los tejidos grasos y en órganos ricos en proteínas, donde se mantiene por largos períodos hasta su eliminación.
El cuerpo elimina el mercurio principalmente a través del hígado y los riñones. Una vez que el mercurio se metaboliza, es expulsado mediante heces, orina y en menos medida a través de la transpiración.
Lo malo es que la eliminación del mercurio es lenta tanto en niños como en adultos. El tiempo que tarda el cuerpo en reducir la concentración de mercurio a la mitad (vida media) es de aproximadamente 50 a 70 días. En casos de exposición crónica, puede acumularse más rápido de lo que el cuerpo puede eliminarlo, lo que lleva a niveles tóxicos.
Los niños no deben estar expuestos a grandes cantidades de mercurio por varios motivos:
En el caso de los adultos, si tenemos en cuenta la ingesta semanal tolerable de mercurio y teniendo en cuenta los límites de la legislación, un adulto de 70 kg podría consumir una ración a la semana de 200 g de atún, pez espada o cazón.
Estos son cinco pescados que la EFSA aconseja no dar a niños pequeños y sus alternativas seguras para que puedas ofrecerles los beneficios del pescado sin preocupaciones.
El pez espada, al ser un depredador grande y longevo, acumula mercurio a lo largo de su vida.
Alternativa segura: Merluza. La merluza es un pescado blanco con un contenido muy bajo en mercurio y una excelente fuente de proteínas. Su sabor suave suele gustar a los niños y es ideal para una dieta equilibrada.
El atún rojo es otro de los pescados que la EFSA recomienda evitar para los niños pequeños. Aunque el atún es muy popular, es importante diferenciar entre sus variedades.
Alternativa segura: Atún claro en conserva. El atún claro (o el bonito del norte) tiene un contenido de mercurio más bajo que el atún rojo y es seguro para los niños y adultos. Puedes ofrecerlo en ensaladas, bocadillos o pastas.
Es un depredador de gran tamaño que se encuentra en la cima de la cadena alimentaria, por lo que acumula mercurio y otros contaminantes a lo largo de su vida.
Alternativa segura: Lubina. Estos pescados son opciones más seguras para los niños. Tienen niveles de mercurio mucho más bajos y aportan proteínas y ácidos grasos omega-3 beneficiosos para su desarrollo cerebral.
El lucio, que es un pez de agua dulce, también figura entre los pescados que es mejor evitar.
Alternativa segura: Trucha. La trucha es una excelente opción de pescado de agua dulce, con niveles de mercurio mucho más bajos. Además, aporta proteínas de alta calidad, vitamina B12 y ácidos grasos omega-3 que ayudan al desarrollo saludable de los niños.
Aunque la caballa es un pescado azul saludable, hay que distinguir entre la caballa de pequeño tamaño y la caballa gigante o grande.
Alternativa segura: Caballa pequeña o sardinas. La caballa común o pequeña (conocida como caballa del Atlántico) es segura y aporta omega-3. Las sardinas son también una alternativa maravillosa: además de ser ricas en calcio y vitamina D, tienen niveles bajos de mercurio y pueden ofrecerse en diferentes preparaciones.
A pesar de los riesgos que algunos pescados representan, no debemos olvidar que el pescado en general es una fuente excelente de nutrientes importantes para los niños:
Para aprovechar sus beneficios sin riesgos, se recomienda que los niños consuman pescado de 2 a 3 veces por semana, priorizando pescados de bajo contenido en mercurio y alternando entre pescados blancos (como la merluza) y pescados azules (como las sardinas). Ya hace mucho que eliminamos el mito de que un pescado era mejor que el otro.