La presencia de árboles en las ciudades tiene beneficios importantes sobre la sociedad, el territorio y la salud de las personas. Así lo corrobora un estudio reciente del Área Metropolitana de Barcelona (AMB), que concluye dos resultados muy significativos: los 30.000 árboles de los parques metropolitanos barceloneses absorben anualmente 132 toneladas de dióxido de carbono y la presencia de ese verde urbano implica la disminución de 1,3ºC de temperatura, hecho que ayuda a apaciguar el fenómeno de la isla de calor.
Así pues, los bosques urbanos actúan como un verdadero sumidero de carbono que ayuda a limpiar la atmosfera de la contaminación y además, refrescan el ambiente debido al efecto albedo. Pasar del gris del asfalto al verde de la naturaleza significa aumentar ese albedo y en efecto, potenciar la reflexión de la radiación solar incidente.
Además, la presencia de cubiertas verdes, calles arboladas y jardines ayuda a la naturalización de las ciudades. Este hecho implica que el metabolismo o funcionamiento de las zonas urbanas siga los ciclos naturales y produzca más resiliencia ante fenómenos meteorológicos adversos, como lluvias torrenciales o temporales marítimos.
Un ejemplo evidente lo encontramos en el ciclo del agua: cuando llueve, la presencia de asfalto y tejido urbano "duro" impide una correcta percolación y absorción del agua en el substrato, hecho que puede inducir a sobreacumulación de lluvia e inundaciones. Sin embargo, el verde urbano y los parques ayudan a producir esa absorción del agua de la lluvia en el subsuelo.
Madrid se considera como una de las ciudades del mundo con más árboles en sus calles. De hecho, cuenta con más de 5000 calles arboladas y más de 6000 hectáreas de parques y zonas verdes públicas. En total, Madrid tiene casi 6 millones de árboles, según un recuento del consistorio municipal.
El área metropolitana de Barcelona, a pesar de ser muy densamente poblada, tiene un 52% de espacios naturales y abiertos con masas arbóreas: Parc Natural de la Serra de Collserola, el macizo del Garraf o las montañas de Ordal. Según el Ayuntamiento de Barcelona, la capital condal tiene más de 200 especies de árboles.
El verde urbano no es poco en otras ciudades del país: Sevilla dispone de 235.000 ejemplares, Valencia tiene más de 160.000, Santa Cruz de Tenerife alberga más de 50.000 o Bilbao acoge unos 34.000.
La presencia o existencia de árboles en nuestras ciudades genera los llamados servicios ecosistémicos. Este concepto se refiere al conjunto de beneficios de la naturaleza sobre la sociedad, el territorio y la vida de las personas. Se dividen en cuatro tipologías: abastecimiento, socioculturales, de regulación y de soporte.