La diferencia de latitud entre las islas queda reflejado en la disminución de las precipitaciones de norte a sur: Menorca 650 litros anuales, Mallorca unos 500, Ibiza unos 400 y Formentera unos 370. Los máximos pluviométricos superan los 1.000 mm en las zonas más elevadas de la Sierra de Tramuntana, ya que provocan la retención y estancamiento de los frentes de lluvia. El régimen pluviométrico es del tipo mediterráneo sin excepciones siendo las lluvias son muy irregulares tanto anual como mensualmente. Los grandes episodios de lluvia suelen venir asociados a una de las siguientes situaciones meteorológicas:
Las borrascas invernales pueden estacionarse varios días sobre las islas, provocando abundantes y continuadas lluvias acompañadas de fuertes vientos. A finales de verano y durante el otoño es muy probable que se den episodios de lluvias torrenciales, al igual que ocurre en otras zonas del este de la península Ibérica. Por lo tanto, el mayor porcentaje de lluvias anual se da entre los meses otoñales e invernales.
Por otra parte, el tiempo anticiclónico es también muy frecuente, principalmente en los meses de verano, en los cuales, en muchas ocasiones, el tiempo seco, soleado y caluroso se manifiesta de forma ininterrumpidamente durante varias semanas.
En cuanto a las temperaturas, también se aprecia una ligera disminución de las medias anuales de sur hacia norte: Formentera 18ºC y Mahón 17ºC. La diferencia entre el mes más cálido, julio, y el mes más frío, enero, llega a un valor de 15ºC que es bastante elevado si se compara con las amplitudes térmicas de las islas de océanos de mayores dimensiones, siendo en parte debido a una variación anual de la temperatura del Mediterráneo.
Cómo es general en la Cuenca del Mediterráneo, la primavera resulta más fría que el otoño y el verano térmico dura cuatro meses (de junio a septiembre). En verano, las Baleares están más expuestas que la Península Ibérica a invasiones de aire cálido procedentes del norte de África, que hacen elevar la temperatura de manera considerable, por lo que las olas de calor suelen aparecer periódicamente.
El invierno, debido a la influencia termorreguladora del agua del mar, resulta relativamente suave, con temperaturas medias mensuales que rondan o superan ligeramente los 10ºC. No obstante, las Baleares no están libres de frecuentes entradas de aire frío procedentes del continente europeo, que provocan bruscos descensos de temperatura, siendo habituales las nevadas y heladas durante gran parte del invierno en cotas medias y altas de la Sierra de Tramuntana.
Como resumen, podríamos decir, que el archipiélago Balear, está caracterizado por el predominio del clima mediterráneo, con inviernos suaves y templados y veranos calurosos y secos. Las lluvias no son particularmente abundantes y suelen ser más intensas en el otoño. En julio y agosto, los meses más cálidos, es muy raro que llueva y las raras precipitaciones son de corta duración. La brisa fresca que llega desde el mar hace el clima agradable incluso en los días más calurosos.