El mes de setiembre ha empezado con aguaceros intensos e inundaciones en algunos puntos del país, y es interesante hacer hincapié en los conceptos que se utilizan desde protección civil para hacer planificación y prevención de riesgos e incidencias que afecten la población.
Estos tecnicismos son 'peligro', 'riesgo', 'vulnerabilidad' y 'exposición'. ¿Os habéis preguntado alguna vez si un mismo fenómeno meteorológico tiene riesgos distintos en función del territorio, o cómo la exposición a un peligro natural puede variar significativamente el riesgo?
Así pues, podemos definir el peligro como el fenómeno natural en cuestión: aguaceros, tormentas, nevadas, tornados, desprendimientos, aludes, etc. Se trata de acontecimientos que la sociedad no puede controlar ni determinar que se produzcan. Dentro de ese término hay distintas variables a considerar, como la intensidad, la extensión o la persistencia de esas precipitaciones.
Si vamos añadiendo 'capas' y hacemos referencia al riesgo, hay que poner el foco en la posibilidad que este fenómeno natural pueda provocar daños o afectaciones sobre el territorio. Con lo cual, el riesgo es el resultado de la combinación entre el peligro, la vulnerabilidad y la exposición.
Se trata de daños, incidencias, afectaciones o pérdidas que se puedan producir, desde víctimas mortales a daños materiales, pasando por incidencias ambientales o pérdidas económicas.
— Roger Solé Guinart (@Rog_sole) September 6, 2021
La vulnerabilidad es la predisposición de un elemento (persona, edificio, municipio, ecosistema...) a sufrir daños ante un fenómeno natural, es decir, ante un peligro concreto.
El riesgo y la vulnerabilidad, por tanto, dependen de muchos factores: densidad de población, distribución de la población en el territorio, planificación urbanística, presencia de infraestructuras, etc).
Finalmente, la exposición es la cantidad de elementos vulnerables propensos o sujetos a determinados peligros y que estos puedan provocarles afectaciones. Por ejemplo, construir casas o edificios dentro de la zona inundable de riachuelos o barrancos es sinónimo de incrementar mucho la exposición de estos elementos, con lo cual, la vulnerabilidad es extremadamente elevada ante avenidas o barrancadas.