Hace exactamente nueve años se produjo una de las mayores catástrofes medioambientales del siglo XXI. Una explosión en la plataforma petrolífera de British Petroleum (BP), en el corazón del Golfo de México llamada Deepwater Horizon, provocó el mayor vertido de la historia de los Estados Unidos (EEUU). El 22 de abril, dos días después, se hundió.
Se estima que un total de 4.9 millones de barriles de crudo se derramaron en las aguas del golfo o, lo que es lo mismo, más de 750.000 toneladas.
La plataforma, ubicada al sureste del delta del río Mississippi, provocó que un total de once trabajadores perdieran la vida en aquella trágica explosión y cerca de 900 millones de litros de petróleo llegaran al fondo del mar. Además, toda la cadena alimentaria se vio afectada y aún hoy está considerada la peor catástrofe ambiental de la historia del país.
Después de prácticamente tres meses vertiendo sin cesar en la cuenca marítima del golfo, el pozo Macondo se selló definitivamente. El impacto afectó a más de 1.600 kilómetros (km) de costa de Luisiana, Mississippi, Alabama, Florida y Texas e incluso Cuba, y la flora y fauna marina padecieron efectos irreversibles.
Un dispersante tóxico llamado Corexit resultó muy nocivo para el fitoplancton y otras especies marinas y terrestres de la zona. Las estimaciones apuntan a más de 8.000 especies afectadas. La industria pesquera, el turismo y la restauración sufrieron pérdidas multimillonarias. La destrucción de miles de puestos de trabajo en el sur de los EEUU y el cierre de muchos negocios fue todo un varapalo para la región.
Por otro lado, se calcula que 170.000 personas trabajaron cómo voluntarias en las tareas de limpieza y que síntomas cómo tos crónica, erupciones cutáneas y dolores de cabeza pudieran deberse a la exposición al crudo. Así mismo, los efectos de los gases en la salud resultaron muy nocivos.
BP fue declarada culpable de catorce cargos criminales y condenada a una indemnización de 4.500 millones de dólares. La istración Obama invirtió gran parte de ese dinero en la recuperación y
restauración ambiental y en proyectos de limpieza. Este desastre supuso un auténtico revés económico y corporativo para la petrolera británica, puesto que destinó más de 14.000 millones en labores de limpieza y reconstrucción y un fondo de 20.000 millones para indemnizar a los afectados.
El 13 de noviembre de 2002 en España también vivimos uno de los mayores desastres ecológicos de nuestra historia. La catástrofe provocada por el accidente del buque petrolero Prestige frente a la Costa da Morte, causó una marea negra desde las costas del norte de Portugal hasta las costas sas. Finalmente, se hundió el 19 de noviembre frente a las costas de A Coruña.
El vertido de 54.000 toneladas de fuel y el impacto ambiental, faunístico, pesquero, sanitario y
social propició que naciera la plataforma Nunca Máis, la cual aglutinó miles y miles de voluntarios que ayudaron en la limpieza de las costas.