Adoptado en España en el año 1918, el cambio de hora es una medida con la que ya cuentan numerosos países por todo el mundo. En el caso de nuestro país, el ajuste de hora tiene lugar dos veces al año: en marzo, cuando se introduce el horario de verano, y en octubre, cuando se regresa al horario de invierno.
El objetivo principal de esta modificación estacional es reducir el consumo energético, aprovechando mejor las horas de luz natural y disminuyendo así la dependencia de la electricidad. Sin embargo, este cambio tiene repercusiones importantes en la salud y el bienestar, afectando los ritmos internos de las personas y alterando su descanso.
A pesar de los beneficios energéticos, el cambio de hora sigue siendo una medida que genera debate y puntos de vista opuestos. Aunque las opiniones están divididas, no buscaremos avivar la discusión, sino entender por qué el proceso de adaptación al horario de invierno puede extenderse para algunos hasta una semana.
El ajuste al horario de invierno puede influir de forma notable en nuestra salud y calidad de vida. Este cambio afecta los ritmos circadianos, los cuales son responsables de regular el ciclo de sueño y vigilia de nuestro organismo.
El cambio horario puede provocar trastornos del sueño y adaptación que pueden interferir en la salud de las personas de diferentes maneras.
— Colegio Oficial de Farmacéuticos de León (@COFLeon) October 28, 2024
Provocan desajustes en los ritmos circadianos, es decir, los cambios físicos, mentales y conductuales que siguen un ciclo diario. pic.twitter.com/i4VeF8zM6B
Además de provocar somnolencia, muchas personas jóvenes y saludables pueden sentir fatiga, leves episodios de confusión, menor concentración o falta de energía. En el caso de las personas mayores, o quienes sufren trastornos neurológicos, los efectos pueden ser aún más intensos.
Si bien no todo el mundo tiene problemas para adaptarse al horario de invierno, es común que el cuerpo tarde de uno a cinco días en ajustar su reloj interno a la nueva rutina. Aquellas personas que, debido a la edad o a ciertas condiciones de salud, necesitan un descanso de calidad para sentirse bien al día siguiente suelen verse más afectadas por el cambio de horario.
Tomar medidas que faciliten una adaptación gradual al cambio de hora resulta esencial, especialmente para quienes son más vulnerables, ya que este proceso contribuye a un ajuste más saludable y llevadero para todos.
Y ahora lo que no se debe hacer tras el cambio horario...