A veces, el alma de Cataluña no se encuentra en sus ciudades, ni en sus playas, ni siquiera en sus montañas más famosas. Hay rincones escondidos donde el tiempo parece haberse detenido y la piedra sigue hablando en voz baja. Allí, un genio de la arquitectura encontró inspiración entre muros románicos, puentes antiguos y jardines imposibles.
En el corazón del Berguedà, al norte de la provincia de Barcelona y a los pies del Parque Natural del Cadí-Moixeró, se encuentra La Pobla de Lillet, un pequeño municipio catalán que atesora siglos de historia, arquitectura tradicional, naturaleza exuberante y un vínculo poco conocido con Antoni Gaudí.
Sus orígenes se remontan al siglo IX, aunque no fue hasta 1297 cuando recibió el título de “pobla” (puebla) por parte del rey Jaime II, consolidando su estructura como núcleo urbano fortificado.
El casco antiguo de La Pobla de Lillet conserva ese trazado medieval de calles empedradas, plazas recogidas y casas de piedra con balcones floridos. Uno de sus grandes atractivos es el Puente Viejo o Pont Vell, una construcción románica del siglo XIV que aún se utiliza y cruza el río Llobregat en un solo y elegante arco.
Monestir de Santa Maria de Lillet
— aop_org (@aop_org) October 21, 2024
Pabordia de Lillet / Lilieto
(la Pobla de Lillet, Berguedà)
Lany 833 es va consagrar lesglésia del castell de Lillet, dedicada a Santa Maria, Sant Pere i Sant Joan, en aquest acte hi intervingué labat Calort de Sant Serni de Tavèrnoles. Aviat pic.twitter.com/2xPFIOENQC
Subiendo por sus callejones, se llega al mirador del Castell, donde en su día se levantaba una fortaleza medieval. Desde sus ruinas, hoy se puede disfrutar de una panorámica privilegiada del pueblo y del entorno natural que lo rodea. Otro rincón imprescindible es la iglesia de Santa Maria de Lillet, de origen románico, junto a los restos del antiguo monasterio benedictino que marcó el desarrollo espiritual de la zona.
Pero si hay un capítulo sorprendente en la historia de La Pobla de Lillet, es el que lo une con Antoni Gaudí, el arquitecto modernista más universal. En 1902, fue invitado por el influyente industrial catalán Eusebi Güell a visitar la zona, ya que aquí se encontraba una de sus principales fábricas textiles: el Asland de Clot del Moro, una de las primeras cementeras del país.
Durante su estancia, Gaudí se alojó en el Xalet del Catllaràs, un refugio de montaña que él mismo diseñó para alojar a los ingenieros de la fábrica. De este modo, dejó una discreta pero valiosa huella en el entorno. Aunque el edificio sufrió modificaciones posteriores, su estilo inconfundible aún se percibe en las formas ondulantes y en el uso ingenioso de la piedra.
Muy cerca, en las afueras del pueblo, se encuentra uno de los espacios más mágicos de la zona: los Jardines Artigas, también obra de Gaudí. Diseñados como muestra de agradecimiento a la familia Artigas, que lo hospedó durante su visita, son un ejemplo perfecto de la simbiosis entre arquitectura y naturaleza. Con pasarelas, esculturas, bancos, grutas y cascadas, parece un bosque encantado salido de un sueño modernista.
Una forma original de llegar a los estos peculiares jardines es tomar el tren turístico de vía estrecha, conocido como el "Tren del Ciment", que recorre poco más de 3 kilómetros entre la antigua fábrica de cemento y el centro del pueblo. Es un viaje breve, pero lleno de encanto, especialmente para familias o amantes del patrimonio industrial.
Una de las obras menos conocidas de Antoni #Gaudi es el llamado Jardín Artigas, construido para la familia homónima de industriales catalanes en torno a su fábrica cementera en la localidad prepirenaica de la Pobla de Lillet #architecture #España pic.twitter.com/cL1BYd9tnE
Diego Gómez Pickering (@gomezpickering) April 3, 2021
La Pobla de Lillet también es un paraíso para senderistas, ciclistas y excursionistas. Desde aquí parten múltiples rutas señalizadas que permiten descubrir la sierra del Catllaràs, con sus bosques, fuentes y formaciones rocosas. En otoño, el espectáculo de colores es especialmente sobrecogedor.