Aunque su origen sea algo incierto es indudable que este día debe celebrarse, porque representa nuestro presente con el problema energético global y el aumento de precios y, también, nuestro futuro ya que nuestro planeta necesita ayuda urgente si no queremos tener graves problemas en pocos años. Por lo que toda la sociedad debería tomar consciencia sobre el ahorro de energía y proponerse un cambio de hábitos de consumo, para conseguir una mayor eficiencia en el uso energético y así cuidar también al medio ambiente.
El Día Mundial del Ahorro de Energía se celebra todos los 21 de octubre desde el año 2012, parece ser que instaurado por el Foro Energético Mundial, con la intención de conservar los recursos naturales y para lograr eficiencia en el área energética.
La información divulgada este verano en el sexto y último informe (AR6) del IPCC, cuyos científicos nos vienen advirtiendo desde 1990 de la subida de la temperatura y de las consecuencias que ello conllevaría, deja bastante claro que en la actualidad lo que está por ver no es ya el calentamiento global, sino saber si los seres humanos seremos capaces de frenar esta inexorable subida térmica.
Desde hace unos meses nos levantamos en España con las noticias sobre la evolución del precio de la luz, con una subida constante, y, de momento, imparable. También tenemos que pensar que la situación energética mundial tiene problemas extendidos y diversos, desde China con la reducción de la producción eléctrica no renovable para evitar la alta contaminación y así llegar a los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín de 2022 con un aire más respirable; a los altos precios del gas y las acusaciones entre Europa y Rusia sobre el suministro de esta fuente de energía.
Antes de seguir con el hilo argumental, lo mejor será recordar algunos conceptos para comprender mucho mejor lo que veremos a continuación. Se llama huella de carbono a un indicador ambiental que intenta reflejar la totalidad de los gases de efecto invernadero (GEI) emitidos a la atmósfera.
Este indicador se mide en masa de CO2 equivalente (CO2eq), que es una medida en toneladas de la huella de carbono. Se escoge el dióxido de carbono al ser el más conocido y ser la referencia del resto de los GEI. Como unidad se utiliza el tCO2eq, que supone un volumen de emisión de gases de efecto invernadero equivalente a una tonelada de dióxido de carbono.
Para darnos una idea de la contaminación continua que estamos produciendo, se ha calculado que la emisión de GEI de la India al año y por persona es 1 tCO2eq, mientras que en Europa nos corresponderían 10 y en Estados Unidos algo más de 20. En nuestro país y para cálculos realizados en 2018, tendríamos unas 7 tCO2 por habitante. Por sectores la generación eléctrica aportaría el 18% de las emisiones de GEI, frente al 27% del transporte o el 20% de la industria.
En España, con datos actuales, podemos considerar que la producción del sistema eléctrico español puede llegar a tener cerca del 42% de energía renovable, es decir, sin emisiones de CO2, frente a un 22% de la energía nuclear y un 37% para las energías con emisiones. En el día a día ese porcentaje puede variar de forma muy importante, debido a las condiciones meteorológicas de viento, nubosidad y precipitaciones, por lo que la huella de contaminación o las emisiones y factor de emisión de CO2 en el conjunto nacional varía sobre una media de 0,15 tCO2/MWh, lo que equivaldría a unas 80.000 tCO2eq al día.
Según qué fuentes se consulten, la energía nuclear entraría dentro de las renovables o no. Para este trabajo he preferido, sin entrar en polémicas, separar este tipo de producción, considerando la energía renovable a la obtenida por medios hidráulicos, hidroeólicos, eólicos, solar fotovoltaicos, solar térmicos, otras renovables y residuos renovables. Mientras que las no renovables usarían en la producción carbón, diésel, turbina de gas, turbina de vapor, ciclo combinado, cogeneración y residuos no renovables.
Está claro que todos sabemos que debemos cuidar la Tierra, de momento es nuestra única casa, pero no todos asumimos nuestra parte de responsabilidad en hacerlo. Como sociedad queremos seguir desarrollándonos industrialmente, económicamente y tecnológicamente, para ello aún consumimos cantidades ingentes de combustibles fósiles que están provocando un daño irreparable en nuestro medioambiente.
También está claro que los gobiernos y grandes empresas tienen una competencia innegable en cuanto a materia energética y cuidado del medioambiente, pero en nuestra mano, como personas individuales, hay mucho que podemos hacer contribuyendo diariamente al ahorro de energía, porque nuestro hogar es uno de los lugares donde peor uso de la electricidad se hace.
Algunas propuestas para conseguirlo pueden ser:
Parecen obvias y no dejan de ser cosas sencillas que nos permitirán economizar en nuestra factura, y con las que podemos contribuir al ahorro de energía y ayudar a nuestro maltrecho medioambiente, solo es cuestión de costumbre. ¡Nuestro futuro lo necesita!