Estamos ante una situación límite, un momento de verdadera emergencia climática. En los últimos tiempos el concepto de 'crisis climática' está empezando a calar entre nuestros representantes políticos y la sociedad civil. El ejemplo de la estudiante y activista sueca Greta Thunberg con su movimiento Fridays for Future está despertando conciencias.
La temperatura global del mes de abril de 2019 estuvo 0,9 ºC por encima del promedio del siglo XX para el mismo mes. Atención, porque se trata del segundo mes de abril más cálido desde 1880, que es cuándo se iniciaron los primeros registros instrumentales. Lo más preocupante no es este dato en concreto, que también, sino que son ya 412 meses consecutivos con una temperatura por encima de la media climática.
Just in: April 2019 ranked as 2nd warmest on record, per @NOAANCEIclimate https://t.co/yALppCyNno #StateOfClimate pic.twitter.com/dzofzQZZGJ
— NOAA (@NOAA) 20 de mayo de 2019
Como decíamos, no es una excepción abril, puesto que es extrapolable al resto de meses y desde
enero la temperatura global es 0,8 - 0,9 ºC superior a la media. Los récords de temperaturas cálidas para estos primeros cuatro meses tuvieron lugar en Australia, sureste de Brasil, Asia central, el Atlántico sur o el suroeste de India, entre otros lugares.
La superficie de hielo del Ártico se ha visto reducida en abril un 8,4% respecto al período 1981-2010. Este pasado mes tiene el triste récord de alcanzar su mínimo histórico con 13,5 millones de kilómetros cuadrados (km2).
Abril ha sido el decimoctavo abril consecutivo con una superficie por debajo de la media climática según los cálculos efectuados por la NOAA y la istración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA). Estos datos ponen de manifiesto que el calentamiento global es imparable.
Así mismo, la Antártida también ha sufrido un retroceso del 16,6% de su extensión helada siendo el tercer abril con menos superficie de la serie climática: 5,7 millones de km2.
El cambio climático es una realidad. Estamos sufriendo sus efectos en forma de inundaciones, sequías, episodios de calor… y, ante esto, hay que llevar a cabo medidas eficaces y concretas para combatirlo.
España y el resto de estados de la Unión Europea deben ser más ambiciosos en la reducción de gases de efecto invernadero (GEI) para 2030. El objetivo es reducir entre un 40% y un 55% los niveles de GEI respecto a 1990 e iniciar así firmemente el proceso hacia una transición ecológica.