El cambio climático ya es un hecho. Las líneas de trabajo deberían ir en dos direcciones: por un lado, la gestión gubernamental para ralentizar los efectos de lo que está en nuestras manos. Por otro lado, es imprescindible adaptarse a las circunstancias que ya son una realidad.
La agricultura sufre un gran impacto como consecuencia del cambio climático. Los cambios en la época de lluvias, aumento de la severidad de las mismas, sequías, reducción del tiempo de cultivos, plagas… todo esto ya está pasando. Ciertamente en Europa tenemos más problemas en cuanto a la distribución de alimentos que en cuanto a la producción.
De momento. Pero, si algo nos ha enseñado la pandemia de COVID 19 es que un problema en cualquier lugar del mundo, nos puede afectar a todos. Y el cambio climático no entiende de ricos y pobres.
Pensemos en qué necesitamos si tenemos en cuenta la que se nos viene encima en el sector de la agricultura.
Es inevitable pensar en ellos. Hace más de 30 años que la biotecnología tiene la respuesta: alimentos modificados genéticamente. Alimentos transgénicos
Alguno se ha estremecido al leerlo, y es que tienen mal nombre. Durante años, tantos como llevan demostrando que no tienen efectos negativos en nosotros, se les ha denostado. Se ha llegado a decir que pueden cambiar nuestro ADN a través de lo que comemos. ¿Te han salido cuernos por comer ternera? No, ¿verdad? O al menos no por comer ternera. Pues lo mismo cuando viene de un alimento modificado genéticamente.
Un organismo modificado genéticamente puede ser una planta, un animal o una bacteria (por ejemplo, tenemos insulina gracias a una bacteria modificada genéticamente), en la que se incorpora usando técnicas de ingeniería genética, un “fragmento" de ADN de otro organismo que le aporta una característica que antes no tenía.
Es necesario valorar las opciones desde diferentes puntos de vista. Veamos algunos argumentos de quienes no están a favor de estos alimentos:
Con todo esto y con los nulos argumentos científicos, no se comprende de Europa no avance en aumentar la autorización de cultivos transgénicos. O sí.
Debido a la crisis alimentaria por la guerra por la invasión rusa en Ucrania, a quien se le considera el granero de Europa, se está estudiando aceptar dos técnicas de modificación genética: la mutagénesis dirigida y la cisgénesis. Quizá en 2023 encontremos algún avance.
En Reino Unido, debido al Brexit, se plantean también el avance de la legislación frente a transgénicos para fomentar el autocultivo.
Eso resta valor a los (pocos) criterios actuales. Todos sabíamos que no eran criterios científicos, pero después de esto se les nota mucho más. Una pena.
Cuando terminen con los avances en legislación sobre transgénicos, se tendrán que poner con las técnicas de CRISPR. Ojalá escuchen más a los científicos y tarden menos de 30 años, ya vamos tarde.